06 noviembre 2006

VUELVE EL "TRIPARTIT"

Ya tenemos gobierno y éste tendrá un marcado carácter social, sólo por esto debemos estar satisfechos. Además debemos felicitar a las fuerzas políticas por la rapidez con la que se ha llegado a este acuerdo, no hubiera sido una buena idea hacer un culebrón como hace 3 años. Cabe decir, que esta experiencia es arriesgada ya que tendrá enfrente a la derecha mediática y política y que no les dejarán pasar ninguna. Este acuerdo lo tenemos que recibir como una oportunidad, pero con las cautelas propias que generan la falta de cultura de coalición y de pacto.

Creo firmemente que pensando en clave catalana es una buena opción aunque discrepo con aquellos que piensan que era la única ya que había otras posibles y legítimas combinaciones para formar gobierno. Esta no es la mejor opción en clave de política española y esto lo tenemos que tener en cuenta al hacer cualquier interpretación. El PP ha retomado el discurso del 2003 y el PSOE ha perdido a uno de sus aliados estratégicos en el Congreso.

No obstante, tenemos que dar un margen de confianza al nuevo gobierno y, sobretodo, esperar que desarrolle las políticas sociales que se iniciaron hace 3 años y que esta vez logren explicar estas políticas y que esté por encima, de los intereses de los partidos, el interés del país.

1 comentario:

Santi Costa dijo...

Muy buena reflexión Joan, creo que has ampliado y profundizado mi modesta reflexión inicial y no puedo dejar de estar de acuerdo contigo, aunque no olvidemos la importancia que tiene el contexto estatal en los entresijos de la política catalana (recordemosla dimisión de Carod en el 2003), lo que si que confirma este pacto es la autonomía de las fuerzas políticas catalans en la toma de decisiones, pero autonomía no quiere decir independencia. Creo que CIU se equivoca cuando se centra en el PSOE, porque de alguna manera es esta formación la que renúncia a un escenario exclusivamente catalán y prefiere negociar con opciones Estatales y que tengan sucursales con el objetivo de tener la hegemonía del Catalanismo político.