De todos es sabida la complejidad del Estado español, sobretodo con el desarrollo del Estado de las Autonomías que ha supuesto una descentralización administrativa importantísima y acercar las decisiones políticas a los ciudadanos. Además de recuperar instituciones de autogobierno como es el caso de la Generalitat de Catalunya.
En relación con la seguridad disponemos de policías autonómicas que son ya policías integrales y ordinarias en sus respectivos territorios Euskadi, Catalunya y Navarra. Pero no podemos descartar la creación de nuevos cuerpos de seguridad a nivel autonómico, de hecho hay muchas autonomías que prevén esta posibilidad en sus estatutos.
No obstante, no nos encontramos sólo con la dificultad de las policías autonómicas, sino que en España conviven casi 2.000 cuerpos de Policía Local (de ámbito municipal) que cada vez más desarrollan una actividad de protección de la seguridad ciudadana, además contamos con el servicio de vigilancia aduanera que depende del Ministerio de Economía y Hacienda a través de la Agencia Estatal de Administración tributaria. Esto se complica un poco más cuando a nivel estatal tenemos dos cuerpos con muchas funciones compartidas (cabe decir que la creación de la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil es un paso muy positivo).
Por tanto, tenemos tres niveles de policías en Euskadi, Catalunya y Navarra y dos niveles en el resto de España, lo que nos da un modelo asimétrico que además puede variar en los próximos años, pero esto no puede ser un problema cuando estamos hablando del ejercicio de los derechos y de la libertades públicas de los ciudadanos, sino que tiene que obligarnos a reflexionar para hacer compatible esta realidad con la necesaria eficiencia policial que necesitamos.
Es necesario avanzar en la colaboración policial, en la integración de la policía local en los sistemas de información estatal, en el reconocimiento de las policías autonómicas a nivel interno e internacional y en definitiva, simplificar los procedimientos para que se garantice la prestación de un servicio de seguridad de calidad a los ciudadanos y las ciudadanas.
Con este artículo no he pretendido responder a la pregunta, sino aportar una pequeña reflexión y abrir el debate para poder reflexionar sobre esta importante cuestión
En relación con la seguridad disponemos de policías autonómicas que son ya policías integrales y ordinarias en sus respectivos territorios Euskadi, Catalunya y Navarra. Pero no podemos descartar la creación de nuevos cuerpos de seguridad a nivel autonómico, de hecho hay muchas autonomías que prevén esta posibilidad en sus estatutos.
No obstante, no nos encontramos sólo con la dificultad de las policías autonómicas, sino que en España conviven casi 2.000 cuerpos de Policía Local (de ámbito municipal) que cada vez más desarrollan una actividad de protección de la seguridad ciudadana, además contamos con el servicio de vigilancia aduanera que depende del Ministerio de Economía y Hacienda a través de la Agencia Estatal de Administración tributaria. Esto se complica un poco más cuando a nivel estatal tenemos dos cuerpos con muchas funciones compartidas (cabe decir que la creación de la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil es un paso muy positivo).
Por tanto, tenemos tres niveles de policías en Euskadi, Catalunya y Navarra y dos niveles en el resto de España, lo que nos da un modelo asimétrico que además puede variar en los próximos años, pero esto no puede ser un problema cuando estamos hablando del ejercicio de los derechos y de la libertades públicas de los ciudadanos, sino que tiene que obligarnos a reflexionar para hacer compatible esta realidad con la necesaria eficiencia policial que necesitamos.
Es necesario avanzar en la colaboración policial, en la integración de la policía local en los sistemas de información estatal, en el reconocimiento de las policías autonómicas a nivel interno e internacional y en definitiva, simplificar los procedimientos para que se garantice la prestación de un servicio de seguridad de calidad a los ciudadanos y las ciudadanas.
Con este artículo no he pretendido responder a la pregunta, sino aportar una pequeña reflexión y abrir el debate para poder reflexionar sobre esta importante cuestión